Hablamos con Alfredo García-Simón, peregrino y hospitalero del Camino de Santiago.
¿Cuándo fue hospitalero por primera vez y por qué lo hizo?
En Semana Santa de 1993, en Villafranca del Bierzo, de voluntario de Jesús Arias Jato. No había caminado aún y quería ver cómo era el Camino y la peregrinación, el equipo necesario etc… Entonces no había tanta información como ahora, no todos teníamos siquiera internet ni teléfonos móviles (gracias a Dios). Pero existía un recuerdo ancestral, como una obligación de hospitalidad al peregrino en el subconsciente de los pueblos. Yo oía a mi abuela y a mis tía-abuelas hablar con respeto de los peregrinos que entonces cruzaban el Cebrero de pequeño.
¿En cuántos sitios ha sido hospitalero?
Excluyendo la Acogida de Peregrinos del Convento de San Francisco de Compostela en, al menos que recuerde, doce refugios distintos del Camino de Santiago.
En su opinión, ¿cómo debe ser un buen hospitalero?
Le tiene que gustar el Camino y la peregrinación, necesitas al menos tener empatía con los peregrinos, con sus alegrías y conocer sus sufrimientos. Sin haberlo vivido es muy difícil esa empatía que facilita el servicio. Un hospitalero no debe nunca ser el centro de atención del refugio. Excepto cuando está indicando las cuestiones practicas, tienes que estar disponible y atento a sus necesidades, pero no estar encima de ellos. Decimos que el buen hospitalero debe aparecer solo cuando se le necesita. Estas atendiendo al público, con lo que ello conlleva. Tienes que tener claro que hay que intentar que todos puedan descansar y recuperarse del esfuerzo. Haciendo respetar el descanso de los demás. Y debes estar dispuesto desde que te lloren en el hombro y te cuenten sus penas.
Desde su experiencia, ¿cómo se diferencia a quienes viven de verdad el Camino y los que tienen interés por sacarle partido?
Unos se dan a él, y otros te cobran como a un cliente. En eso.
¿Crees que el resto de hospitaleros están igual de involucrados que tú en el Camino?
No tengo una ventana al interior de nadie, pero a una minoría se les nota a la legua que serían más felices en otro sitio. Ten en cuenta que no considero hospitaleros a los que cobran 12 o más euros por una cama. Esos pertenecen al ramo de la hostelería barata. No es que sean malas personas, pero han venido a sacar su tajada al «euro peregrino».
¿Cómo ha cambiado el Camino de Santiago desde tu primer contacto con él?
Este Camino muere de éxito, pero la peregrinación la llevamos cada uno de nosotros en nuestro interior, por ello, mientras exista un peregrino y el Camino, siempre habrá esperanza. Al final todos caminamos por una esperanza.
Alejandro Palacios Álvarez