Origen

En la antigua Roma llamaban peregrinos (Peregrinus) a todas aquellas personas que venían de un país extranjero. Debido a sus hábitos y vestimentas no habituales en las ciudades del imperio, la palabra peregrino quedó como sinónimo de algo raro.

Así mismo, la palabra peregrinar es utilizada desde muy antiguo. Hace referencia a visitar lugares santificados por diferentes motivos y creencias. En la religión cristiana significaba que en ese lugar a donde acudían se habían producido hechos milagrosos. O que había reliquias de santos.

Historia y evolución

A mediados del siglo XIII, el gran rey castellano, Alfonso X El Sabio en su obra del Código de las Siete Partidas hace una excelente definición de la palabra peregrino. “Romeros y peregrinos se hacen los hombres para servir a Dios y honrar a los Santos y abandonan sus linajes, sus casas, sus familias en busca de los santuarios. Romero es quien parte de su tierra y se dirige a Roma. Peregrino quiere decir extraño que va a visitar el sepulcro de Jerusalén o que anda en peregrinaje a Santiago o a otros santuarios de tierra lejana y extraña.”

Pocos años después, para el gran poeta italiano Dante Alighieri en su obra “Vita Nuova” dice que “llámanse peregrinos a aquellos que van a la casa de Galicia pues la sepultura de Santiago esta más lejana de su patria que la de ningún otro Apóstol. Llámense  romeros porque van a Roma, allí donde iban aquellos a los que yo llamo peregrinos”.

Como podemos ver, en la Edad Media el Peregrino es quien camina, quien marcha lejos movido por un ideal religioso. Así mismo, quien anda por tierras extrañas. La idea religiosa del peregrinaje esta asociada al cumplimiento de una promesa o reparación mediante la penitencia.