Este templo del s. XVIII es un representante del barroco rural del Alto Minho. La leyenda cuenta que durante su construcción, la talla de São Bento fue trasladada desde un vetusto roble del atrio al interior de la nave para presidir el altar mayor; sin embargo, la imagen apareció al dÃa siguiente sobre el viejo árbol que la habÃa cobijado desde siempre. Los fieles condujeron la talla de nuevo a la iglesia pero esta siguió regresando a la arboleda durante los dÃas sucesivos, dejando tras de sà la verja de entrada abierta de par en par. Viendo que el santo patrón preferÃa descansar en el exterior, la comunidad situó su imagen en la hornacina que hoy preside el remate de la fachada.