Son muchas las leyendas del Camino de Santiago. De todas ellas, hemos querido seleccionar cinco que nos parecen curiosas. Las tres primeras tienen lugar en Navarra, mientras que las otras dos nos trasladan a la Rioja y a Santiago Compostela respectivamente. Estas leyendas son bien conocidas por todos los peregrinos pero, por si acaso eres de los que aún no ha oído hablar de ellas, te las contamos aquí.
Leyendas del Camino de Santiago
1. El Misterio de Obanos:
Leyenda ubicada en Obanos, Navarra. Felicia de Aquitania, princesa y peregrina, de regreso hacia Compostela tomó la decisión de renunciar a su vida de nobleza de manera radical y quedarse en Amocaín, al servicio de los pobres. Como era de esperar, esto no sentó bien en su casa, así que su hermano el duque Guillermo, al enterarse, fue a buscarla. Ella no quiso volver y él le quitó la vida, apuñalándola.
El duque, al ser consciente de lo ocurrido, se llenó de tristeza y fue a Roma a confesar su pecado. En penitencia, tuvo que peregrinar a Santiago. Cuando regresó, al igual que le sucedió a su hermana, decidió renunciar a la vida que tenía antes y quedarse en Obanos como penitente en la ermita del monte Arnotegui. Desde ese momento, la ermita dedica su nombre a San Guillermo.
2. La Virgen y el txori (pájaro en euskera):
Situada en Puente la Reina, Navarra, uno de los lugares más emblemáticos del Camino Francés. Se cuenta que, hacia el siglo XIX, un pájaro empezó a aparecer en la capilla de la Virgen del Puy, para quitar las telarañas e insectos de la imagen de la Virgen. Además, el txori cogía agua del río con su pico para lavar la cara de la escultura. Como el pájaro hacía esto a menudo, los habitantes de Puente la Reina lo interpretaron como un buen presagio y celebraban estas visitas del animal a la Virgen. A mediados del siglo XIX se derrumbó la torre de esta capilla y el pájaro dejó de acudir. La imagen de la Virgen hoy se puede visitar en la iglesia de San Pedro.
3. La Fuente Reniega:
Un joven subía el Alto del Perdón, lugar cercano a Pamplona, sólo y sin agua. Como era de esperar, entre el cansancio y el calor, las fuerzas le fallaron, y el Diablo se le apareció para tentarle, ofreciéndole agua si renegaba de su fe en Dios, en la Virgen y en el Apóstol Santiago.
Al ver la situación, el devoto peregrino se negó por tres veces a cometer esta apostasía. Para vencer la tentación, se arrodilló a rezar. Inmediatamente, el demonio desapareció. Milagrosamente, en su lugar apareció un manantial de agua del que aún se puede beber hoy.
4. Leyenda del Gallo y la Gallina:
Una de las leyendas del Camino de Santiago más conocida. Ubicada en Santo Domingo de la Calzada, La Rioja. Se cuenta que en el siglo XIV, un joven alemán de 18 años iba peregrinando a Compostela con sus padres. En el mesón donde se hospedaban trabajaba una joven muchacha que se enamoró perdidamente de él. Pero fue rechazada. La moza, despechada, metió en el zurrón de viaje del joven una copa de plata para acusarle de robo.
Al día siguiente, llegó la justicia para comprobar que la acusación del robo era cierta. Lo declararon culpable y fue condenado a morir en la horca. Sus padres comenzaron a rezar a Santiago. Como resultado a sus plegarias, el cuerpo sin vida de su hijo les habló y les dijo que está vivo. Cuando el corregidor, que estaba cenando unas aves, se enteró de lo ocurrido, se burló de los padres diciéndoles: “Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me importunarais”. En ese momento, las aves saltan del plato y se ponen a cantar y cacarear.
De esta leyenda se ha hecho famosa la frase popular de “En Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada”.
5. Peregrino fantasma de la Praza da Quintana:
Hay dos relatos de esta leyenda. Una versión dice que un clérigo de la Catedral de Santiago estaba enamorado de una de las monjas de San Paio de Antealtares. Le propuso escaparse durante la noche y huir de la ciudad haciéndose pasar por peregrinos. Ella aceptó, pero finalmente no acudió a la cita. Así que él sigue esperando cada noche con sus ropas de peregrino, y, según cuentan, su sombra aún puede verse algunas noches.
La segunda versión la protagoniza el noble francés Leonard du Revenan, que asesinó a su propio padre para quedarse con la herencia. Descubierto por la justicia, fue enviado a Santiago de Compostela como penitencia por su crimen. Sin embargo, al ser un asesino irredento, durante su ruta asesinó a dos personas más. Al llegar a Santiago no encontró donde dormir, así que se acomodó junto al muro de la Catedral. En mitad de la noche se le apareció su difunto padre ofreciéndole su misericordia. Pero le condenó a esperar eternamente en ese lugar hasta que las almas de sus otras dos víctimas fueran a Santiago a perdonarle.