El 23 de octubre de 1987 las rutas hacia Santiago fueron reconocidas por el Consejo de Europa como primer Itinerario Cultural Europeo. Un evento que alcanzó gran impacto internacional y avivó aún más el «boom» de las peregrinaciones a Compostela. Esta semana se cumplen 30 años de esta distinción.

El Itinerario Cultural Europeo

Es un reconocimiento que otorga el Consejo de Europa a aquellas rutas, recorridos, itinerarios y trayectos que cumplen con una serie de valores de interés social y cultural. Con esto se pretende ir más allá de la promoción de productos culturales o turísticos. Supone un distintivo por la protección de los valores culturales europeos, por fomentar nuevas formas de encuentros entre los jóvenes, poner en valor patrimonios poco apreciados y desarrollar programas de cooperación.

En referencia al Camino de Santiago, el Consejo de Europa proponía su «revitalización cómo base y ejemplo para acciones futuras en atención a su carácter altamente simbólico en el proceso de construcción europea». El Camino de Santiago es una de las mejores semejanzas que podemos hacer al al espíritu fundador de la Unión Europea. Un lugar de encuentro y punto de entendimiento de todos los europeos.

Si nos trasladamos a la Edad Media, veremos que estas peregrinaciones fueron mucho más que un hecho religioso. Algo que tuvo gran impacto en el Viejo Continente. Los diversos reinos europeos se enriquecieron mutuamente gracias al continuo intercambio de conocimientos y mercancías que el Camino propiciaba. A esto se le sumaban las migraciones y desplazamientos surgidos por caminantes. Viajeros que descubrían nuevos lugares donde vivir a lo largo del Camino. Años más tarde esta situación multicultural empeoró debido a la reforma luterana. Los propios países católicos veían con malos ojos los pocos peregrinos que venían de tierras protestantes. Durante varios años, el peregrino se transformó en una figura relacionada con vagabundos y trotamundos.

Resurgimiento del Camino

El resurgimiento del Camino nació de la propia Europa en el siglo XX. Debido al auge de las primeras asociaciones jacobeas, la publicación de numerosos libros relacionados con el Camino y su difusión internacional. La preparación como itinerario cultural europeo comenzó en 1984. ES ahí cuando la realidad de la ruta a Compostela quedaba muy lejos de la situación actual. Se creó en aquel entonces un comité internacional de expertos jacobeos que sigue hoy funcionando. También se aprobó un emblema común, la famosa viera de color amarillo y azul con la que comenzaba a señalizarse la ruta. Por último, el Consejo de Europa animó a la peregrinación a través de encuentros y congresos por toda la UE. Gracias a estas medidas, durante 30 años el Camino de Santiago se ha ido posicionado como referente de toda peregrinación religiosa y/o cultural.

Cada año aumenta la cifra de peregrinos que llegan a Galicia. Este año más de 280.000 compostelas han sido entregadas en a Oficina del Peregrino. De ellas el 55% las recogieron caminantes llegados desde fuera de esta provincia, de 177 nacionalidades. Una ruta que nos recuerda que la unión fortalece. Y que trabajando en una empresa común y viviendo juntos, todos los europeos nos vemos beneficiados.