Tras dos décadas de lentos trabajos, la Xunta de Galicia se ha sumado a otras Comunidades Autónomas para delimitar un Camino de Santiago definitivo, aunque limitándolo de momento al Camino Francés. El nuevo itinerario aportará mayor historicidad a la ruta en su tramo gallego y una protección especial que se extiende hasta los dos kilómetros.

De hecho, la normativa distinguirá entre dos clases de amparo, marcadas en los planos con sendas franjas en torno al trayecto principal: una más amplia, de entre 0,5 y 2 kilómetros, denominada ámbito de protección y otra llamada límite BIC (bien de interés cultural), la cual, emplazada siempre dentro de la anterior, combinará anchos variables con un promedio estimado en 200 metros. Mientras que en la primera la acción gubernamental se centrará en cuidados ambientales y paisajísticos, en la segunda las trabas a la construcción serán «máximas».

La iniciativa ha contado con el apoyo de dos amplios estudios en los que se incluían bibliografía, entrevistas a ancianos, fotos aéreas o investigaciones catastrales. También han sido consultados los propios concellos y asociaciones culturales relacionadas con la ruta jacobea.